Durante décadas han existido tratamientos tendientes a frenar el envejecimiento, a ocultar las arrugas, a tener una obsesión por parecer de 20 años, incluso cuando ya hemos llegado a los 40. Frente a este panorama es que surge el wellaging, un tratamiento que no oculta el paso de los años, sino que lo usa para sumar belleza. Ojo, esto no significa dejar de maquillarse, ni nada por el estilo, sino tratar el paso del tiempo de otra manera.
En realidad, cuando se habla de wellaging y belleza, una se refiere a eliminar la idea de antiaging. La idea es que no se demonice el hecho de envejecer, más teniendo en cuenta que es algo inevitable y natural en la vida de todo ser vivo. El objetivo de este tratamiento es tener una actitud positiva y que la huella o marca que dejen los años sumen belleza y no la resten.
Cómo decíamos, lograr el objetivo de este tratamiento de belleza no significa dejar de lado los rituales que repetimos cada día y noche, tampoco el dejar de protegernos contra el sol o abandonar el uso de aquel producto que refuerza la salud de la piel, es simplemente un cambio de filosofía.
No obstante, esta forma de mirar el tratamiento hacia nuestra piel también desaconseja algunas acciones como el de la infiltración en la piel a muy temprana edad. En ese sentido se inclina más hacía una belleza natural y no hacia algo que cambia las expresiones y que, con el paso del tiempo, termina siendo contraproducente.
De hecho, el wellaging, más allá de que no prohíbe el uso de los cosméticos, se inclina más hacia tratamientos más naturales para eliminar las huellas del estrés, de la vejez o del cansancio. En ese sentido, sugiere adoptar hábitos saludables y tener una vida activa, llevar una dieta sana y equilibrada, prestar atención a la hidratación, tanto por dentro como fuera del cuerpo y a la hora de adoptar por la cosmética, inclinarse por productos de origen natural.