El próximo 6 de mayo será la coronación del Rey Carlos III. Formalmente, y ante todo el mundo, el hijo mayor de la Reina Isabel II ocupará su lugar, aunque en los hechos ya es rey desde septiembre del 2022, dos días después de que su madre falleciera. Ese día habrá todo un protocolo de reverencias, según el cargo que ocupa cada miembro de la Familia Real y, a decir verdad, es algo confuso.
Para empezar, las reverencias no son obligatorias dentro de la familia real británica, sin embargo, estas son parte de la tradición y a la realeza le encanta seguir con algunas actividades históricas, como estas, y mucho más en el momento de una coronación. Según el protocolo, hay quienes deben hacer reverencias en determinadas oportunidades o según la persona que tengan delante suyo. Pero mejor vamos a explicarlo con algunos ejemplos y hechos.
Según la tradición británica, no hay un código de reverencias o algo por el estilo, pero sí una tradición por la que los hombres saludan inclinando la cabeza y las mujeres con una reverencia. Según esta, todos los integrantes de la familia real se deben inclinar ante el Rey Carlos III y la reina consorte Camilla Parker Bowles. Pero esto no tiene que ser siempre, solamente cuando se saludan después de mucho tiempo.
La tradición también indica que aquellas personas que no nacieron dentro de la familia real sufren el cambio de rango en caso de que se encuentran solas. Por ejemplo, Kate Middleton cuando está con el príncipe William tiene un rango superior al de las princesas Ana, Beatriz y Eugenia, pero cuando está sola, su jerarquía en la familia real es menor por lo que si hay reverencias debe ser de su parte. Esto último no sucederá durante la coronación de Carlos III, ya que allí estarán todos los miembros de la familia real.
La coronación del Rey Carlos III será el próximo 6 de mayo en la abadía de Westminter, el sitio elegido desde hace 900 años para albergar esta ceremonia que se prepara durante meses. Allí, el hijo de la reina Isabel II será coronado por el arzobispo de Canterbury con la corona del San Eduardo, una exquisita pieza de oro que data de 1661.