Cuando Lady Di se separó del por entonces príncipe Carlos, ella se fue a vivir al Palacio de Kingston, la cual es una de las tantas residencias oficiales que tiene la familia Windsor en Inglaterra. Allí la princesa de Gales tenía un apartamento completo para ella sola, y si bien el mismo ya contaba con varios muebles, ella le dio su toque personal.
¿Cómo decoró Lady Di el Palacio de Kensington?
La princesa Diana tenia un gusto muy particular para la decoración. Ella vivía en los apartamentos 8 y 9 del palacio y trabajó junto al diseñador de interiores Dudley Poplak para convertir tres pisos de habitaciones en un hogar que reflejara su sentido del estilo, a la vez que respetara el edificio del siglo XVII. El resultado fue una casa con decoración moderna y tradicional.
En el salón, Diana y el príncipe Carlos de Inglaterra, eligieron pintar las paredes de color amarillo pálido, un tapiz flamenco como punto focal y una vibrante alfombra con detalles verdes y naranjas. Sin embargo, la pieza que más llama la atención de la sala es un sillón de color naranja. Además Diana sumó muchos portaretratos con fotos familiares.
En la sala de estar también se destaca una pared pintada con estampado azul huevo. Para los sofás, Diana eligió un rosa ahumado único. Sin dudas, la idea de los contrastes de colores es algo que a la princesa de Gales le gustaba mucho. Además, también se encontraban algunas estanterías blancas llenas de libros.
El Palacio de Kensington también cuenta con un espacio para los niños, el cual fue usado por William y Harry, y luego por los hijos de William cuando vivió allí con Kate Middleton. El mismo fue diseñado por Dragones y Walton Street, una empresa de diseño infantil de lujo. Se optó por paredes de color crema suave y una alfombra lúdica con un estampado de fresas.
El comedor del apartamento de Lady Di estaba protagonizado por una decoración oriental. La mayoría de los muebles tenían un acabado lacado oscuro con toques dorados y las sillas eran de bambú ornamentado. Las cortinas de color rojo intenso ofrecían un estallido de color que seguía encajando en la dramática paleta.