Es una realidad que la selección española de fútbol no era la gran candidata a llevarse el título a casa, pero tampoco se esperaba que fuera a caer tan rápido. Cuanto menos todos esperaban llegar a semifinales o una final.
Históricamente España jamás ha tenido problemas con la selección de Marruecos por lo que a priori se esperaba que esta ronda fuera más un trámite para pasar a cuartos de final, pero el destino le jugó una mala pasada a Luis Enrique y sus muchachos.
En lo estrictamente futbolístico es una realidad que nuestra selección dominó completamente el juego y controló el balón en todo momento, pero también hay que decir que jamás generó ningún tipo de peligro real, enfrentaba a una Marruecos que defensivamente es extraordinaria y que cuesta mucho trabajo poder hacerle una daño real al momento de atacar.
El dato curioso es que en los 120 minutos de juego, nuestra selección de fútbol jamás pudo concretar ni un solo gol, ni siquiera en la tanda de penaltis. En los 90 minutos la portería rival quedó en cero, en los 30 minutos de prórroga casi no hubo chutes al portero y por si todo esto fuera poco, no pudieron concretar ninguno de los penaltis que se ejecutaron para definir quién sería el vencedor de la ronda.
Tamaña decepción en este mundial pone en el banquillo de los acusados al técnico de España, Luis Enrique el cual ha cosechado algunos enemigos en la prensa por su personalidad un tanto especial. Todo es tan reciente que no se han emitido decisiones al respecto de su cargo, pero luego de 4 años en función y una debacle como esta, todo hace parecer que el partido frente a Marruecos fue el último del mister. Vientos de cambio se aproximan en la roja española.