Julio Iglesias es considerado uno de los artistas más exitosos en toda la historia. De hecho, se lo suele reconocer como el artista que más discos ha vendido en el mundo, lo que habla de su éxito comercial y de la fortuna que ha ido acumulando a lo largo de los años.
Pero Julio Iglesias también ha sabido invertir la fortuna que le ha dado la música en diversas empresas, siendo el mercado inmobiliario una de esas inversiones. Los negocios y el cantante siempre se han llevado bien y él ha sabido rodearse de gente que lo apoya en ellos, como su mujer, Miranda Rijnsburger.
De hecho, la fortuna de Julio Iglesias también se vio envuelta en los denominados Pandoras Papers ya que su nombre aparecía vinculado a varias empresas offshore, con orígenes en los mediados de los ’90 y que fueron establecidas para organizar todo su patrimonio.
Entre sus propiedades, Julio Iglesias, como dijimos, tiene varios negocios inmobiliarios, campos de golf, hoteles e incluso es dueño de un aeropuerto internacional en Punta Cana. Pero aún hay más, también tiene su mansión en Miami, la estancia Cuatro Lunas en Marbella, una cadena de restaurantes, una línea de cosméticos, un avión privado, una bodega y una isla en las Bahamas. No le ha ido nada mal en la vida.
A pesar de ello, la vida de Julio Iglesias tiene sus disgustos. En los últimos meses hubo muchos rumores sobre una supuesta enfermedad y fue el mismo artista el que tuvo que salir a desmentirlo a través de las redes sociales e incluso mencionando que se lo ha llegado a dar por muerto o que tiene Alzheimer o que está en una silla de ruedas: “Con todo el respeto que tengo a las gentes que sufren con esos problemas, la vida me sigue llenando de privilegios”, explicó el músico en un comunicado.
Y tiene razón el cantante cuando dice que sigue lleno de privilegios. Tiene a su esposa, sus hijos, un techo donde vivir (o varios) y una fortuna, según el libro Riquísimos de Jesús Salgado, que se estima en 5.200 millones de dólares, lo que lo ubica entre los 10 españoles más ricos. Y ese dato, que es el último que existe es del 2009, por lo que, si el dinero se invirtió, el patrimonio debe haber crecido.